El Telescopio Orbital Hubble es una de las herramientas más maravillosas de la humanidad, que ha extendido nuestra comprensión del espacio y nos ha permitido ver maravillas cósmicas que no conocíamos con nuestros telescopios bajo la lente de la atmósfera, que distorsiona las imágenes de los telescopios terrestres, aunque las últimas técnicas y observatorios están aprendiendo a esquivar éste fenómeno.
El Hubble se lanzó al espacio en 1990 a bordo de la nave que más veces ha entrado y salido de la Tierra, el Transbordador espacial Discovery. No fue un camino fácil, en realidad la idea del Hubble (un telescopio orbital) apareció entre la comunidad científica (aunque más bien como ciencia ficción de un futuro muy distante) en 1923. En los 70 comenzó el desarrollo y la financiación del proyecto, que además, por un fallo de diseño subió al espacio «miope» y hubo que enviar al transbordador a ponerle «lentillas» , una de las cinco misiones en las que el transbordador acudió al encuentro del Hubble (la misma escena que en la ficción distópica de la película Gravity). Éstas misiones son muy importantes ya que el telescopio necesita los giroscopios para poder orientar su posición, que son elementos que se descalibran y dañan con el tiempo, así como reemplazo de las baterías y recambio o mejora de otros instrumentos científicos que lleva a bordo, como las cámaras y los espectrógrafos. La última se llevó a cabo en 2009, y estuvo a punto de no realizarse por problemas presupuestarios, de los transbordadores espaciales después del accidente del Columbia (la NASA sólo los quería trabajando para lo estrictamente necesario, finalizar la ISS), y fue la última porque la humanidad no tiene ahora ningún otro vehículo en activo que pueda llevar a cabo ninguna misión de mantenimiento al Hubble, tras la retirada de los transbordadores y el triste final del programa de transbordadores soviéticos.
El Hubble, que nos ha regalado fotografías que condensan el tiempo en una instantánea que permite apreciar una inmensidad de millones de años a través de nuestros ojos desnudos, que han llenado libros, estudios, páginas web y dispositivos como fondo de pantalla, nos ha enseñado que el universo tiene una variedad de formas y colores que parece regalarnos los mejores cuadros que podríamos imaginar.